La vacuna contra la covid-19 llega a la residencia Buendía La Sal entre «alegría y nerviosismo» para residentes y trabajadores | «No lo he sentido», aseguraba una de las primeras vacunadas que con 92 años afirma que «todo este tiempo nos han cuidado de maravilla»

«Deje el brazo relajado… pues ya está vacunada». Un equipo covid-vacunas formado por cuatro profesionales de Sacyl comienza la inoculación de la primera dosis de la vacuna de Pfizer en el centro residencial Buendía La Sal.

«Manuela Pérez Pertejo», le dice a los sanitarios mientras se sienta en la silla a esperar la vacuna, aunque prefiere que la llamen Lola. No fue la primera y tampoco tenía una emoción especial por la vacuna, aunque sabe que es un paso muy importante para volver a disfrutar sin miedo. Manuela tiene 92 años y su energía y ganas de vivir se notan al hablar con ella. No se olvida de su trabajo en el campo de Vilecha cuando era joven y ahora se mantiene activa con los ejercicios que le manda la profesora.

Herminia de 104 años fue la primera de la residencia Buendía La Sal en ponerse la primera vacuna contra la covid-19 y lo hizo con un gran aplauso del personal y sus compañeros. Una vacuna muy especial, por todo lo que significa para Hermina que superó la covid-19 durante 2020, pero también para todos los que trabajan en el centro

María Victoria García, directora del Centro Buendía La Sal, remarca que el sentimiento es «entre alegría y un poco de nerviosismo, porque por fin llegó». Un paso más que «para nuestros residentes es una seguridad muy grande y todos ellos están muy contentos, y todos los trabajadores también, desde el primer momento nunca dudamos en poner la vacuna».

Y aunque no todos muestran sus emociones al enfrentarse a ese ‘pinchazo’, Covadonja Tejera, administradora de centros Buendía, recuerda que «algunos que están muy emocionados llevan toda la semana nerviosos ¿cuando es? ¿es hoy?». La administradora agradece el compromiso de todos y recuerda que «hay residentes que lo eligen ellos y otros por motivos sanitarios lo deciden las familias y todas han estado volcadas y se lo agradecemos un montón».

El primer paso ya ha llegado a Buendía, pero las medidas que han tomado hasta ahora seguirán presentes, porque los residentes son los más importante para todos los trabajadores.

Marina Tejera, enfermera y administradora del centros Buendía, recuerda que en marzo lo vivieron «con miedo y dudas», pero sobre todo «con la intención de querer facilitar el trabajo lo máximo posible a las personas que están aquí». Desde atrás y sin querer entorpecer desde la administración buscaron «la mayor calidad de vida de nuestros residentes y de nuestros trabajadores que son los que han estado arriesgando su salud y la de sus familiares».

Noticia completa en leonoticias